La estrella de los domingos a la noche
Eufórica y contenta por haber encontrado una fórmula que reúne comodidad y rating, la diva vuelve hoy con su ciclo semanal
Noticias de Espectáculos: anterior siguiente Domingo 9 de mayo de 2010 Publicado en edición impresa
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Por Ricardo Marín De la Redacción de LA NACION
La semana que finalizó ayer la encontró varios días en su casa, ultimando detalles para la nueva temporada de su programa, que vuelve esta noche, a las 21.30, a la pantalla de Telefé. Para darnos esta nota, Susana Giménez interrumpe uno de esos momentos de trabajo que comparte con Inés Hernández, su mano derecha desde hace muchos años y actual editora de su revista, y nos atiende en el living, vestida de entre casa, sin maquillaje y con el humor chispeante y los modales llanos que la caracterizan.
-Hoy en día, entre rating y comodidad, ¿qué elegís?
(Suspira.) -Del rating no te podés olvidar. Desgraciadamente, la televisión es un negocio y a la audiencia no la podés dejar de lado. Hay programas que pueden hacerlo, pero no es mi caso. El canal siempre espera que mi programa valga tanta plata el minuto, y eso no se puede evitar.
- Entonces ¿dudaste el año pasado para aceptar ir sólo los domingos?
-¡Nooo! No vuelvo más a hacer un programa diario. Fue tal la libertad que logré, el placer de poder viajar, de estar con mis perros. Con este horario, puedo estar haciendo muchas más cosas todo el tiempo, me siento mucho más libre.
-¿No hay desventajas?
-¡Ninguna, en absoluto! No, no. No tiene ninguna desventaja, al contrario. ¿Viste que el domingo es un día medio depre? Por eso, me gusta hacer ese día el programa, para alegrar a la gente. Me da gusto. Estoy contenta
-Encontraste un equilibrio.
-¡Sí! ¡Claro! Al principio, todos decíamos que no iba a ser lo mismo el rating del programa semanal que el de todos los días. Pero los resultados fueron muy buenos.
-¿Cómo va a ser esta nueva temporada?
-El esquema es el de siempre: juegos, entrevistas, musicales, sketchs, comedia. Todo muy ecléctico como siempre lo fue y siempre funcionó muy bien.
-Pero no van a estar más los fenómenos que presentabas antes.
-Lo que pasa es que ya los presenté a todos. Creo que ya no queda ninguno que no haya venido al programa. Son 23 años. Hay que inventar cosas para renovarse.
-¿Te alivia no tener más una sección como ésa?
-Hubo un montón de cosas de esa sección que me divirtieron. Me acuerdo también que me criticaron mucho por mostrar a esos fenómenos. Y hoy hay freaks por todos los programas y nadie se asombra.
-¿Qué vas a tener en el primer programa?
-¡Ay, no! Prefiero no decir nada. Por cábala.
-Sos muy respetuosa de las cábalas.
-[Se ríe] Algo. Tengo algunos amuletos también.
-¿Cuáles?
-Imágenes de santos, un poema de una mujer que me lo mandó, una foto de Juan Pablo II, unas virgencitas. Son cosas que me manda la gente y a mí me da cosa deshacerme de ellas. Más que por cábala es porque me parece una barbaridad tirar la imagen de un santo.
-Y, además de esos amuletos, vas a tener a Gasalla.
-Sí, es la parte del programa que disfruto en serio. Es cuando me relajo. Me siento tan cómoda con él que es como si estuviera hablando con un amigo en el living de casa.
-¿Esa confianza se fue forjando con los años?
-¡Nooo! Siempre fue igual, desde el principio. Una de las pautas que tenemos, por ejemplo, es que yo nunca quise, ni querré, saber de antemano qué me va a preguntar. Eso es lo que le da espontaneidad a la charla.
-¿Y nunca metió la pata?
-¡Jamás! El sabe muy bien cuáles son los límites. Es demasiado grande y talentoso como para errarle a eso. Además, me conoce al dedillo y nunca me preguntaría algo con mala leche.
-¿Costó pelearles a los programas que se lo querían llevar, no?
-¿Qué otros programas? ¡Marcelo [Tinelli] me lo quería llevar! Pero Antonio quiere estar conmigo. No se dan cuenta de que el feedback que hay entre nosotros no se puede lograr en un ratito. El año pasado fue al primer programa de ShowMatch y fue un plomo. Hay cosas que funcionan para uno y no para otros. A mí no me funcionarían las cámaras ocultas. Yo antes de cagarme de risa de la gente, me suicido. Pero ellos lo hacen y les va muy bien. Hay cosas que están bien definidas para la personalidad de cada uno, y lo de Gasalla es una de esas cosas.
-¿Cómo te cayó que en los Martín Fierro el premio viniera de parte de la gente?
-¡Me encantó! Yo presentía que iba a venir por ese lado y me sentí muy contenta. Es muy lindo sentir que pasan los años y la gente te sigue demostrando su cariño como siempre.
-¿Te molesta que la prensa esté pendiente de si estás en pareja?
-Sí, me molesta que estén atrás de eso todo el tiempo. No entiendo por qué ese interés por rotular todo. Porque salga un día a cenar o a divertirme con un chico morocho no quiere decir que sea mi pareja. En este momento, no quiero tener pareja. Estoy muy bien, muy tranquila así. Muy feliz.
-¿Qué opinás de la situación matrimonial de tu hija?
-Es un tema en el que no quiero meterme. En un matrimonio con los años que tienen ellos es normal que a veces haya una crisis. Lo único que quiero es que se resuelva bien sin lesionar la felicidad de Mercedes.
-Ahora que pasó el tiempo, ¿no estuviste un poco dura el año pasado con el tema de la inseguridad?
-No fui dura. Gustavo [Lanzavecchia] era alguien a quien adoraba. Su muerte me afectó demasiado y por eso salí a decir lo que dije. Pero, por otro lado, no soy una extraterrestre que dijo algo que no piense la mayoría de la gente.
-« El que mata tiene que morir» no sé si es algo que piense la mayoría.
-Tendría que haber agregado «en la cárcel», es verdad. Alguna gente que estaba al lado mío me hizo ver que como católica que soy no puedo pedir la muerte de nadie.
Estrella todo terreno
Con un carisma que conquista a su público desde cualquier frente, Susana Giménez brilla en su programa, así sea que haga concursos telefónicos o que se involucre en charlas desopilantes con Antonio Gasalla. También últimamente consiguió el éxito de una revista propia, que lleva su nombre y de la que ella es tapa.
Eufórica y contenta por haber encontrado una fórmula que reúne comodidad y rating, la diva vuelve hoy con su ciclo semanal
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Por Ricardo Marín De la Redacción de LA NACION
La semana que finalizó ayer la encontró varios días en su casa, ultimando detalles para la nueva temporada de su programa, que vuelve esta noche, a las 21.30, a la pantalla de Telefé. Para darnos esta nota, Susana Giménez interrumpe uno de esos momentos de trabajo que comparte con Inés Hernández, su mano derecha desde hace muchos años y actual editora de su revista, y nos atiende en el living, vestida de entre casa, sin maquillaje y con el humor chispeante y los modales llanos que la caracterizan.
-Hoy en día, entre rating y comodidad, ¿qué elegís?
(Suspira.) -Del rating no te podés olvidar. Desgraciadamente, la televisión es un negocio y a la audiencia no la podés dejar de lado. Hay programas que pueden hacerlo, pero no es mi caso. El canal siempre espera que mi programa valga tanta plata el minuto, y eso no se puede evitar.
- Entonces ¿dudaste el año pasado para aceptar ir sólo los domingos?
-¡Nooo! No vuelvo más a hacer un programa diario. Fue tal la libertad que logré, el placer de poder viajar, de estar con mis perros. Con este horario, puedo estar haciendo muchas más cosas todo el tiempo, me siento mucho más libre.
-¿No hay desventajas?
-¡Ninguna, en absoluto! No, no. No tiene ninguna desventaja, al contrario. ¿Viste que el domingo es un día medio depre? Por eso, me gusta hacer ese día el programa, para alegrar a la gente. Me da gusto. Estoy contenta
-Encontraste un equilibrio.
-¡Sí! ¡Claro! Al principio, todos decíamos que no iba a ser lo mismo el rating del programa semanal que el de todos los días. Pero los resultados fueron muy buenos.
-¿Cómo va a ser esta nueva temporada?
-El esquema es el de siempre: juegos, entrevistas, musicales, sketchs, comedia. Todo muy ecléctico como siempre lo fue y siempre funcionó muy bien.
-Pero no van a estar más los fenómenos que presentabas antes.
-Lo que pasa es que ya los presenté a todos. Creo que ya no queda ninguno que no haya venido al programa. Son 23 años. Hay que inventar cosas para renovarse.
-¿Te alivia no tener más una sección como ésa?
-Hubo un montón de cosas de esa sección que me divirtieron. Me acuerdo también que me criticaron mucho por mostrar a esos fenómenos. Y hoy hay freaks por todos los programas y nadie se asombra.
-¿Qué vas a tener en el primer programa?
-¡Ay, no! Prefiero no decir nada. Por cábala.
-Sos muy respetuosa de las cábalas.
-[Se ríe] Algo. Tengo algunos amuletos también.
-¿Cuáles?
-Imágenes de santos, un poema de una mujer que me lo mandó, una foto de Juan Pablo II, unas virgencitas. Son cosas que me manda la gente y a mí me da cosa deshacerme de ellas. Más que por cábala es porque me parece una barbaridad tirar la imagen de un santo.
-Y, además de esos amuletos, vas a tener a Gasalla.
-Sí, es la parte del programa que disfruto en serio. Es cuando me relajo. Me siento tan cómoda con él que es como si estuviera hablando con un amigo en el living de casa.
-¿Esa confianza se fue forjando con los años?
-¡Nooo! Siempre fue igual, desde el principio. Una de las pautas que tenemos, por ejemplo, es que yo nunca quise, ni querré, saber de antemano qué me va a preguntar. Eso es lo que le da espontaneidad a la charla.
-¿Y nunca metió la pata?
-¡Jamás! El sabe muy bien cuáles son los límites. Es demasiado grande y talentoso como para errarle a eso. Además, me conoce al dedillo y nunca me preguntaría algo con mala leche.
-¿Costó pelearles a los programas que se lo querían llevar, no?
-¿Qué otros programas? ¡Marcelo [Tinelli] me lo quería llevar! Pero Antonio quiere estar conmigo. No se dan cuenta de que el feedback que hay entre nosotros no se puede lograr en un ratito. El año pasado fue al primer programa de ShowMatch y fue un plomo. Hay cosas que funcionan para uno y no para otros. A mí no me funcionarían las cámaras ocultas. Yo antes de cagarme de risa de la gente, me suicido. Pero ellos lo hacen y les va muy bien. Hay cosas que están bien definidas para la personalidad de cada uno, y lo de Gasalla es una de esas cosas.
-¿Cómo te cayó que en los Martín Fierro el premio viniera de parte de la gente?
-¡Me encantó! Yo presentía que iba a venir por ese lado y me sentí muy contenta. Es muy lindo sentir que pasan los años y la gente te sigue demostrando su cariño como siempre.
-¿Te molesta que la prensa esté pendiente de si estás en pareja?
-Sí, me molesta que estén atrás de eso todo el tiempo. No entiendo por qué ese interés por rotular todo. Porque salga un día a cenar o a divertirme con un chico morocho no quiere decir que sea mi pareja. En este momento, no quiero tener pareja. Estoy muy bien, muy tranquila así. Muy feliz.
-¿Qué opinás de la situación matrimonial de tu hija?
-Es un tema en el que no quiero meterme. En un matrimonio con los años que tienen ellos es normal que a veces haya una crisis. Lo único que quiero es que se resuelva bien sin lesionar la felicidad de Mercedes.
-Ahora que pasó el tiempo, ¿no estuviste un poco dura el año pasado con el tema de la inseguridad?
-No fui dura. Gustavo [Lanzavecchia] era alguien a quien adoraba. Su muerte me afectó demasiado y por eso salí a decir lo que dije. Pero, por otro lado, no soy una extraterrestre que dijo algo que no piense la mayoría de la gente.
-« El que mata tiene que morir» no sé si es algo que piense la mayoría.
-Tendría que haber agregado «en la cárcel», es verdad. Alguna gente que estaba al lado mío me hizo ver que como católica que soy no puedo pedir la muerte de nadie.
Estrella todo terreno
Con un carisma que conquista a su público desde cualquier frente, Susana Giménez brilla en su programa, así sea que haga concursos telefónicos o que se involucre en charlas desopilantes con Antonio Gasalla. También últimamente consiguió el éxito de una revista propia, que lleva su nombre y de la que ella es tapa.
2 comentarios:
LORNA, SABES LA FECHA DE NACIMIENTO DE MERCEDES, LA HIJA DE SUSANA? SABES DE QUE SIGNO ES MECHA? GRACIAS POR LA INFO
Hola: si Mercedes nació el 20 de octubre de 1962 y es de libra.
Un beso enorme,
Lorna
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