Susana en Revista GENTE
Adiós Punta, hello Miami
Intimidad de una reina
Susana, de remerita gris y pantalón rosa, juega con sus perros en el jardín de la casa, en la chacra La Mary, Rincón del Indio, que hizo construir luego de separarse de Jorge Rodríguez.
Después de casi un mes de relax junto a Jorge Rama y su familia en el Este, la superstar puso rumbo –en vuelo privado– hacia Buenos Aires, y desde allí, de inmediato a Miami con un romántico plan: miniluna de miel con su novio uruguayo para celebrar el segundo aniversario de la pareja. Preludio, además, de los veinte años de Hola, Susana, que ya se vienen. Un 2007 perfecto…
En La Mary, el planeta privado que Susana edificó en Punta del Este –una chacra en medio del bosque en Rincón del Indio– “encontré la paz y el silencio que necesitaba después de tantos años de vértigo”, dice. Y así, serenos, sin almanaque ni reloj, sin maquillaje, sin la luz roja de la cámara diciendo “En el aire”, pasaron sus veintiséis días junto a Jorge Rama, su hija Mercedes y su marido, Eduardo Celasco, sus nietos Lucía y Manuel, y –of course– sus cuatro perros. Nadie más: portones cerrados para el resto del mundo. “Acá, además de la serenidad que tanto necesito, puedo tener animales, que es lo que más me gusta en el mundo, y estar en armonía con la naturaleza. Sí, es cierto: cada vez me vuelvo más ermitaña. Me cuesta mucho salir, ir a fiestas, vivir en el ruido”, jura.
A plena vida
Su, Jorge Rama y Mercedes en el jardín.
Y en estas vacaciones fue fiel a ese sentimiento: sólo salió de La Mary para hacer un poco de footing por la playa y para decir “presente” en el estreno de Antonio Gasalla –uno de sus actores fetiche– en el Teatro Casino Nogaró. Lo demás fueron largas tardes de pileta junto a Jorge, paseos por el bosque con los nietos a bordo del carrito de golf o el Segway, charlas tête-à-tête con su hija Mercedes (diosa total) de reposera a reposera, avidez de sol, y ese tesoro tan escaso llamado silencio. Y ahora, más que nunca, terapéutico. Porque en abril volverá a una pantalla que la extraña demasiado. Por eso, profesional mil por ciento, llevó a Punta a Daniel Meaglia, su inseparable personal trainer, que vigiló celosamente la rutina de su célebre discípula: bicicleta, aqua gym, cinta –Su montó un gimnasio en la casa–, y el complemento sine qua non: la estricta dieta del doctor Ravenna, supervisada en persona por su creador. “Aproveché todo el año pasado, mi año sabático, para viajar –algo que adoro–, relajarme y disfrutar de la vida, porque en abril vuelvo con todo: ¡se cumplen veinte años de Hola, Susana! Y te digo: no extrañé la tele ni un poquito así”, dice, acercando las puntas del pulgar y el índice… ¿Cómo será el retorno? Como siempre, en Telefe.
Novios nocturnos
Una de las pocas veces que Susana salió de su chacra a lo largo de sus veintiséis días esteños fue para ver Sólo clásicos 2, el espectáculo que Antonio Gasalla despliega en el Teatro Casino Nogaró, corazón de Gorlero. Mimos, risas, felicidad…
En su horario histórico: las ocho de la noche. Y advierte: “De ocho a nueve… ¡en punto! Nada de unos minutos más tarde, ni de niños cantores…”.
El jueves 11, poco después de las ocho de la noche, Susana dejó Punta del Este a bordo de un avión privado. Destino: Buenos Aires. Pero la estadía será breve. Porque todo está listo para su partida a Miami “y a otro lugar que prefiero mantener en secreto. El 29 de enero, con Jorge, cumplimos dos años de amor y planeamos una especie de luna de miel. Para que la pareja perdure, no hay que convivir, porque así se resguarda la pasión, el cariño, todo lo que se acaba. Sé lo que digo: con las parejas que me hicieron más feliz no conviví…”. Palabra de reina.
por Juan Morris
viernes, 19 de enero de 2007
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