Susana en el estreno de Victor VIctoria Gentileza revista Caras

El estreno de "Victor Victoria" reunió a destacadas figuras del espectáculo argentino.
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En sus paredes hay historia, recuerdos, glamour, el eco de inolvidables aplausos, risas, llantos y ovaciones sin fin. Y sobre su escenario aún se divisan las huellas de purpurina, plumas y brillos de otros tiempos. Sólo basta cruzar el portal de El Nacional para ingresar en el verdadero mundo del teatro. Allí se respira un aire diferente. En su sala y en sus laberínticos pasillos, camarines, salas de máquinas, telones y vestidores, se percibe el inconfundible olor a teatro. La emblemática sala cumplió 100 años y el dueño de casa, Alejandro Romay, quiso festejarlo como se merece un acontecimiento de tal magnitud.
El martes 9, CARAS organizó una Velada de Gala, coincidiendo con el estreno de la comedia musical que triunfó en Broadway y en el cine, “Víctor Victoria”, y cubrió la capacidad total de la sala con invitados de lujo que se emocionaron hasta las lágrimas.
Sobre una emblemática y porteña avenida Corrientes con su tránsito cortado a medias y reflectores gigantes, las stars arribaron en limusinas e hicieron su triunfal paso por la alfombra roja. La llegada de Susana Giménez —quien recordó cuando en 1982 Alejandro Romay la convocó para protagonizar una revista como estrella absoluta— junto a su pareja, Jorge Rama, y a Eduardo Celasco, resultó uno de los momentos más convulsionados. Todos los flashes de las cámaras fotográficas y de la televisión apuntaron a la diva con mayor poder de convocatoria. Tampoco el arribo del vicepresidente Daniel Scioli, junto a su esposa, Karina Rabolini, pasó inadvertido.
“¡Estás bárbara Susana! Mostrá esa cintura que estás espléndida. ¡Como siempre, sos una reina y sólo tengo elogios para vos!”, fueron los halagos de la señora de Scioli para la diva que debió ser custodiada por sus tres personas encargadas de su seguridad.
Cuando nuevamente las luces de la sala se fueron apagando, una pantalla instalada en el centro del escenario proyectó casi un centenar de rostros que desfilaron durante los cien años por El Nacional. Más tarde, padre e hijo invitaron a subir a Susana Giménez para ser nombrada “madrina” del teatro. “¡Sos y serás alguien importante en el mundo del espectáculo!”, gritó la diva, y Romay devolvió el piropo con un beso.