Susana
“Todo lo que logré lo hice solita ¡y sin abrir las piernitas!”
La diva siempre es nota. Porque triunfa en la tele o porque decide parar un año, como en este caso. Pero… ¿qué hace Su cuando no trabaja? En La Mary, su imponente refugio de Punta del Este, la rubia más famosa de la Argentina habla de todo: sus dos años junto a Jorge Rama, la vuelta a la televisión para celebrar los veinte años de Hola Susana, su tratamiento para adelgazar con el doctor Máximo Ravenna y su último peeling facial. Intima y relajada como nunca.
Ahí está Susana… Relajada y plena. Disfrutando cada rincón de este paraíso personal que construyó en Punta del Este. El lugar se llama La Mary, claro. Encierra un inmenso bosque frondoso que, a través de varios senderos, conduce a una casa de estilo español. El living mira a la piscina. Un poco más allá hay un lago artificial que aún no está terminado. Todo aquí es “no pictures”, zona vedada para fotógrafos y paparazzi. Privadísimo, para goce exclusivo de la diva y sus íntimos. Pero esta vez, por primera vez –y quizá por única vez–, Susana Giménez decidió abrir las puertas de su refugio a GENTE.
Las primeras preguntas caen de maduras: ¿Qué hace la diva cuando no trabaja? ¿Cómo pasa los días en este año sabático, lejos de la televisión? Tendida en una reposera, muy cómoda, la rubia más famosa de la Argentina dispara la charla: “¿Cómo paso mis días? Fundamentalmente aproveché el año para viajar, que es lo que más me gusta en el mundo. Tenía muchas ganas de ir a un Mundial. También disfruté mucho de Saint Tropez, porque hacía años que no iba… Me fascinó Praga, que no conocía. En fin, con Jorge la pasamos brutal. Tenía que aprovechar este año sabático, porque el año que viene vuelvo con todo. ¡Se cumplen veinte años de Hola Susana! Son veinte años de maquillarme todos los días, veinte años de renovar el vestuario, miles de vestidos y zapatos… Imagináte lo que eso significa en cifras”, dice.
–¿Y por qué el año sabático, Susana?
–Porque el año pasado me agotó, no la pasé nada bien. Yo siempre firmé para hacer un programa de una hora y terminé haciendo dos horas y media… Eso fue un desgaste terrible, terrible. No se lo dije a nadie, pero cuando terminó la temporada yo sabía que este año iba a parar. Quería viajar, disfrutar de la vida, relajarme. Y te digo: no extrañé la tele ni un poquito. Me encantó.
–Viendo esta maravilla que es La Mary, da toda la sensación de que te armaste un refugio para el resto de tu vida.
–Totalmente. Yo lo veo así. Acá puedo tener animales, que es lo que más me gusta en el mundo. También puedo estar en contacto pleno con la naturaleza, con el silencio... Porque te digo una cosa: cada vez soy más ermitaña. Cada vez me cuesta más ir a lugares, salir a fiestas.
–Pese a lo que muchos puedan suponer, hoy preferís escaparle a la vida social…
–Sí, yo siempre fui muy solitaria. La gente por ahí se imagina que mi vida es un cóctel permanente, pero yo lo pienso y me muero.
–¿Estás cansada de tanta exposición?
–¡Es que me aburre! ¿Qué puedo hacer que me estremezca? Me divierte mucho más ver cómo mi perro hace un pozo para esconder un hueso que hablar con la misma persona como hace 30 años. Vas y te dicen: “Ay, ¿viste lo que pasó con Fulano? ¿Viste lo que pasó con Mengano? ¿Viste Cantando por un sueño?...”. Te digo la verdad, no me interesan esas pelo… Prefiero que vengan mis amigos. O estar sola acá, con Jorge: los dos somos bastante solitarios.
–Por cierto, hace poco declaraste algo que se puede malentender: “Para ser feliz no hay que vivir en pareja”, o algo así…
–Sí, yo pienso así. Y es una consecuencia de mi vida. Con Jorge estamos muy bien así.
–¿La traducción sería: “Sí a la pareja, pero en casas separadas”?
–Totalmente. Yo creo que para que el amor perdure no hay que convivir. Eso resguarda la pasión, el cariño, todo lo que se acaba. Yo, con las parejas que más feliz he sido, no he convivido. No sé, seguramente influye que yo vengo de un hogar de m… Mis padres se llevaban muy mal. Se separaron cuando yo tenía 18 ó 19 años, y toda mi niñez fue pelea, pelea, pelea… Y es así: no creo en el matrimonio. Qué querés que te diga…
–Imagino que es por eso que siempre preferiste no convivir.
–Siempre. Bah, con algunos lo logré, pero con otros no. ¡Porque se me instalaban! (ríe a carcajadas). Definitivamente, soy anti-matrimonio.
–¿Y con Huber? ¿Pisaste el palito?
–Bueno, yo nunca me había querido casar… ¡Y cuánta razón tenía! Mirá cómo terminamos. Ojo, no sé si es una verdad absoluta… pero es mi verdad.
–Se te ve con la cara más fresca. ¿Te hiciste algo?
–¿Operarme decís? Para nada. Sólo me hice un peeling con máscaras vegetales en los Estados Unidos. Este año también me dediqué a eso: a cuidarme la piel, a tomar vitaminas, a hacer mucha gimnasia.
–Tuvo mucha repercusión el tratamiento que hiciste con el doctor Ravenna. ¿Cuál fue el secreto?
–Que cuando me decido a hacer alguna cosa soy prusiana. Toda mi vida fui así. Te diría que él me enseñó a comer, pero a eso hay que agregarle disciplina y mucha gimnasia.
–¿Cuántos kilos bajaste?
–Siete, casi ocho… Pero ya hace bastante tiempo, ¿eh? Y sigo igual: hoy vino mi médico, me midió, y me dijo que mantengo todo bien. Además, yo me veo y me siento bárbara.
–¿El tema de la figura incide mucho en tu estado de ánimo?
–Para nada. Si no, nunca hubiese llegado a nada. Obvio que me gusta verme bien. Es bárbaro y, sobre todo, estás más cómoda: no te aprieta el jean y esas cosas…
–Con tu físico pasa algo concreto: siempre fuiste un minón y, pese al paso del tiempo, todos te exigimos que sigas siendo una bomba. ¿Es mucha presión?
–No, no lo vivo así. No es lo que quieran los demás, sino lo que yo quiera. Aunque sea una batalla perdida… Yo no quiero convertirme en Brigitte Bardot. ¿Viste cómo se descuidó? En ese sentido, para mí el modelo ideal es Sofía Loren, que a los no sé cuántos… ¿cuantos tiene? 72, 73 años… bueno, hace poco fue elegida la mujer más linda de la Tierra.
–Hablemos de televisión: decías que pensás volver con todo. ¿Qué podés adelantar?
–Por ahora no puedo decir mucho. Está todo muy verde. Lo único seguro es que será por Telefe, de ocho a nueve. ¡Ni nueve y cuarto, ni nueve y veinte! De ocho a nueve, como siempre.
–Igual, aprovecho para corroborar un dato que me pasaron…
–¿A ver?
–Escuché que el año que viene Gustavo Yankelevich te iba a producir algo parecido a Bailando por un sueño o Cantando por un sueño, para competir con Tinelli. ¿Verdadero o falso?
–Nada que ver. Yo no haría nada de eso, porque ya está hecho. Sí es muy posible que Gustavo sea mi productor, pero falta definir detalles.
–¿Entonces Luis Cella ya no será tu productor general?
–Así es. Luis quiere tomarse un descanso. El año pasado fue muy duro para él también. Vivimos muchos años de gloria juntos y me dijo que sentía que se había cumplido un ciclo. Y que, por ahora, prefería parar un poco. Y yo respeto su decisión, obvio.
–Te llevo otra vez a tu vida privada. Con Jorge Rama ya van casi dos años y medio, ¿no?
–No, el 29 de enero vamos a cumplir dos años.
–¿Qué balance hacés de la relación?
–La verdad es que pasamos un año fantástico. Jorge tiene una convivencia brutal, un humor perfecto, nos divertimos mucho por Europa… Es muy amoroso conmigo, siempre está listo. Yo le digo “¿Vamos a tal lugar?”, “¿Vamos a la playa aquella?”… Y él nunca dice que no, ¿entendés? Siempre tiene buen carácter.
–Ya veo quién lleva los pantalones en la pareja…
–Nooooo, para nada…
–Sí, te pisaste.
–No, bueno… Porque yo soy la que tengo más pilas y, por ahí, soy la que organizo más. Pero Jorge es una persona con la que me llevo fantástico, un tipo bárbaro.
–Y en cuanto a la cuestión mediática dentro de la pareja, ¿él se banca tanta exposición? Porque no debe ser fácil estar con vos, ¿no?
–Muchos me lo dicen… No sé… Divertido es, eh. Yo les cambio la vida a todos los hombres que están conmigo. Y en cuanto al acoso, a esta altura yo ya sé cómo es esta cuestión: los medios siempre joden al principio… ¡y al final! (ríe). En el medio me dejan tranquila. Pero Jorge lo tiene claro. Además, mis parejas no me tratan como si yo fuera un personaje. Por ahí me dicen: “¡Ay, vos! ¡Qué bueno lo que generás! ¡Cómo te quiere la gente!”. Y no se habla más del tema. Yo también ando en camisón, en chancletas, en ruleros y con crema en la cara. O sea, no creas que estoy todo el día divina, hecha una diva. Acá, de entrecasa, soy como todas.
–Es cierto: los medios te perseguimos incluso en años sabáticos, porque aún fuera de la televisión seguís siendo Susana. A propósito, pregunto: ¿te imaginás tu vida fuera de los medios?
–Y… sería muy fuerte. Pero yo creo que nunca me van a faltar, porque yo ya soy como un mito. Ahora, te digo, cuando viajo y soy anónima, lo disfruto muchísimo. También siento que ya trabajé mucho… (resopla de cansancio).
–Pienso en esta casa impresionante, más la que tenés en Barrio Parque, más la de Miami… Pienso en todo lo que conseguiste… ¿No se te llena el ego más de una vez? ¿No te da por decirte: “Todo esto lo hice yo solita”?
–Sí, solita, laburando… ¡y sin abrir las piernitas! (ríe). Y sí, la verdad es que a veces yo también me digo: “¡Todo lo que hice! ¡Qué bárbaro…!”.
por César Litvak
domingo, 5 de noviembre de 2006
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