Querida Susana:
Me gustaría escribirte hoy, una carta muy especial, diferente.
Una carta sin desencantos, sin una gota de tristeza
. Que al leerla, tu corazón latiese más rápido
y tus labios pudieran sonreír conmovidos. Una carta sincera, espontánea.
Que te dejase un poco más feliz.
Es mucha pretensión, pero yo la querría así.
Porque te quiero.
Quiero contarte, mi amiga, que espero y deseo de nosotras.
Lo que espero y deseo es que nunca te
canses ni aburras de mi.
Lo que espero y sueño es que si un día necesitas un
par de oídos, cuentes entre nosotros,
también con los míos,
si un día cualquiera el sufrimiento
te golpea demasiado,
tengas el coraje, sin miedo alguno de encontrarme cansada,
enojada o vacía, de acercarte y decirme
que necesitas de alguien como yo, que nada quiere a cambio,
sino tu paz interior.
Y si por algún motivo, tu alegría es tan inmensa que
necesitas compartirla estaré esperando y seré feliz contigo.
sábado, 25 de noviembre de 2006
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