Lo primero que                      uno percibe es el aroma a madera. Profundo y penetrante. Un                      perfume sólido que acompaña la decoración                      de estilo europeo. Entrar al escritorio privado de Susana                      Giménez es entrar al exquisito mundo de la diva. “Yo                      me encargué de todo, lo pensé todo”, dice                      mientras lo recorre y muestra algunos de sus rincones preferidos.                      Bibliotecas de madera conviven con libros fotográficos                      y colecciones literarias. Hay premios de todos los tiempos                      y por cada uno de sus trabajos. “Y aquí –señala                      con orgullo- están los diez Martín Fierro que                      gané a lo largo de mi carrera televisiva. Obvio, el                      de Oro brilla en el centro. Me gustan los premios, a quién                      no. La verdad es que siempre es un estímulo al trabajo.                      Nunca encaré ningún proyecto especulando con                      un reconocimiento, pero cuando lo ganás, es increíble.                      La verdad que sí.” Una foto de su mamá,                      Lucy, sonríe tímidamente en blanco y negro desde                      un portarretrato dorado imperial. Es una de las pocas imágenes                      que protagonizan la mesa de su escritorio. “Es que mi                      mamá fue una de las personas más importantes                      en mi vida. La sigo extrañando. Teníamos una                      relación muy fuerte, éramos muy unidas. Me conocía                      como nadie. Es más, a la primera persona que llamaba                      por teléfono, inmediatamente después de terminar                      el programa, era a ella. Mamá siempre estaba ahí,                      para darme su opinión, un consejo. Nunca dejé                      de llamarla. ‘¿Y, cómo estuve? ¿Qué                      tal me quedó el vestido, te gustó? ¿Y                      qué me decís del programa?’ Nunca mentía.                      Era muy diplomática pero si tenía que marcarme                      un error, lo hacía sin lastimarme. (Pausa. Susana vuelve                      a mirar la foto de su madre) ¡Qué bonita era                      mi mamá!,¿no? Tan jovencita….”                     La computadora – con plasma de 24 pulgadas– se                      convirtió, para la diva, no sólo en su conexión                      con el mundo, sino en su mayor entretenimiento y aliada. Maneja                      el mouse con agilidad y precisión, sobre una almohadilla                      colorada que imprime DIVA. Un muñequito de cerámica,                      que emula a su perrito Jazmín, parece controlar las                      pulsaciones cibernéticas. “Trabajo mucho con                      la compu. Desde que aprendí a manejarla, no paro. Se                      transformó en mi gran sedante. Me encantan los jueguitos,                      todos. Puedo estar horas y horas jugando. Ya lo dije, pero                      para mí, la compu es mi chupete electrónico.                      En serio, no te rías. Nada me relaja más que                      jugar antes de acostarme. Y duermo como un angelito. También                      estoy mucho con la notebook; en el camarín, por toda                      la casa, y hasta en mi cuarto. Respondo mails, navego por                      Internet cuando un tema me interesa y escribo o mando fotos                      a mis fans. La verdad es que estoy muy conectada y con la                      computadora trabajo mucho.”                     Susana ama la decoración y la pintura. Sobre la mesa                      principal, hay libros de célebres pintores del siglo                      pasado y decoradores franceses. También de flores exóticas,                      jardinería y aromas. Todo está perfectamente                      ordenado en la Mansión de Barrio Parque. Un sillón                      mullido de tres cuerpos protagoniza otro de los sectores del                      escritorio. También hay mesitas estratégicamente                      distribuidas con lámparas inglesas, portarretratos                      de plata y objetos de arte que compró durante sus viajes                      por el mundo. “Personalmente me encargué de la                      decoración de esta casa. Cada uno de los ambientes                      está pensado y diseñado por mí. Creo                      que de no haber sido lo que soy, hubiera sido muy buena en                      el business design. Soy detallista, meticulosa y sé                      que tengo buen gusto. El escritorio es uno de los lugares                      preferidos de mi casa. Aquí estoy bastante tiempo.                      Cuando no trabajo –como el año pasado–                      paso muchas horas aquí adentro. Me gusta su calidez,                      la energía que transmite. Todo es muy cálido.                      Ya de por sí, que sea todo de madera, y no tan oscura,                      le da un toque distintivo y muy acogedor. La alfombra la traje                      del exterior y la boiserie es rusa. El escritorio me lo regaló                      Jorge Rodríguez, apenas me mudé. Lo significativo                      de este lugar es que aquí se respira calidez y trabajo.                      Porque en cada rincón hay un recuerdo que está                      directamente relacionado a un instante de mi carrera profesional.                     —Y hablando de su carrera profesional. ¿Qué                      significa volver a la televisión celebrando sus 20                      años?                     —Me emociona. Me siento halagada por la gente y muy                      entusiasmada por la vuelta. Nunca imaginé en mi vida                      que iba a llegar a esto. Todavía recuerdo la primera                      vez que pisé el estudio de ATC. No podía creer,                      estaba tan nerviosa. Bueno, en realidad, cada vez que inicio                      un ciclo, los nervios del debut siempre están. Se me                      va la voz, estoy ansiosa…y me pregunto “¿Quien                      me mandó a mí a dejar el magisterio?”                      Pero la verdad es que hacer este programa es un placer. Y                      lo más importante es que decidí volver por la                      gente. Para celebrar con ellos. No es fácil estar en                      el aire todos los días. Tenés que ser muy disciplinado                      y cuidarte mucho la salud. A mí trabajar me hace muy                      bien, me energiza.                     —Algo la debe de agotar.                     —Te juro que no….sí, por ahí el                      tener que cambiarme tanto de ropa, caminar con los tacos tan                      altos, los ruleros, el secador…..eso sí me mata.                      Lo que más extraño de mis vacaciones es justamente                      no tener que soportar que me tiren del pelo. ¿Sabés                      lo que es cambiarme tanto de ropa, estar divina siempre? Ojo,                      soy muy resistente. Trabajar no me cansa, al contrario, me                      estimula. A mí la energía no me la saca nada                      ni nadie. Por suerte, Dios me la dio. Y es algo que tenés                      o no tenés. No se enseña ni se aprende en ningún                      lado. Es como ser alto, bajo, blanco o negro.                     —¿Qué otras cosas le dio Dios, además                      de la energía?                     —Muchas cosas….Dios me da muchas cosas. Me ha                      dado todo. (Susana se queda un segundo en silencio, pausa).                      No quiero ponerme a pensar en todo lo que me ha dado porque                      me emociona, te juro. Yo soy una mujer muy agradecida. Nunca                      pido, sólo agradezco. Siempre tuve sueños, sabés,                      pero jamas pensé en llegar adonde llegué. La                      tele, a lo largo de estos 20 años, me fortaleció.                      Permitió que ingresara a la casa de la gente de una                      manera única. ¡Dos generaciones de argentinos                      crecieron conmigo! Dios mío, es increíble.                     —¿La televisión la convirtió en                      un mito nacional?                     —Eso lo tiene que decir la gente.                     —¿La misma gente que la estimuló a volver                      a la tele?                     —Sí, no paraban de pedírmelo, me lo decían                      en todos lados. Aquí, en la Argentina, y en el exterior.                      Fue importante para mí saber que todavía me                      estaban esperando. Por eso, celebrar estos 20 años                      con mi público, para mí, es fundamental. No                      podía ser de otra manera. Durante este último                      año viajé por el mundo, disfruté de cada                      uno de mis paseos. Nada me hace más feliz en la vida                      que viajar. Por eso, yo me había propuesto ir al Mundial,                      y pude hacerlo. También disfrutar del verano europeo.                      Estuve mucho en Miami, celebré mi cumpleaños                      en Las Vegas y no paré un segundo. Vi el show de Celine                      Dion y la amé. Realmente me cautivó, ¡no                      se puede ser tan genia!!!! Fui mucho al cine, y vi todas las                      películas nominadas al Oscar. Leí, descansé,                      estuve en silencio, cuidé mis plantas en “La                      Mary”, la chacra de Punta del Este, y seguí conectada                      con la decoración y el diseño. También                      bordé algunos almohadones que, como sabés, es                      una de mis mayores terapias. Nada me desconecta del mundo                      como el “petit point”. Ahora estoy bordando con                      colores tierra y figuras más artesanales. Pero como                      yo siempre digo, todo pasa. Y el tiempo de descanso terminó.                      Yo no soy una persona quejosa. Nada más lejano a mí.                      Ahora vuelvo a estar conectada con el trabajo y con el enriquecimiento                      que siento por parte de la gente. Y esto, para mí,                      es fundamental.                     —¿Qué cambios provocó dentro de                      la estructura de su nuevo ciclo la llegada de Gustavo Yankelevich                      como productor general?                     —Muchos, tenerlo a Gustavo al frente del programa es                      muy importante. Es un hombre del medio que sabe muchísimo                      de televisión y me siento absolutamente contenida y                      respaldada. Sabe de lo que habla. Gustavo es muy serio y tiene                      un background impresionante. Fui yo la que lo fui a buscar.                      Me presenté en su oficina y le dije la verdad, que                      él era la única persona que lo podía                      hacer. El estaba prácticamente alejado de la locura                      cotidiana de la tele. Ahora me dice que hasta mi llegada era                      un hombre tranquilo, feliz, pero que yo le arruiné                      la vida. (Se ríe). Que no puede dejar de pensar en                      el programa, que se despierta a las cuatro de la mañana                      y que tiene a Susana Giménez acá. (Señala                      con el dedo el centro de la frente). No, la verdad es que                      yo estoy súper feliz que Gustavo esté a mi lado.                      No hubiera podido sin él.                     —Yankelevich aseguró que lo que pretende para                      Susana Giménez 2007 es: humor, emoción y fiesta.                     —Absolutamente, es lo que pretendemos, entretener. Lograr                      un programa de calidad, con estelaridad y sorpresas. Divertirnos                      y hacer que la familia se distienda. Por eso era importante                      recuperar el horario de las ocho de la noche. No quiero hacer                      nada que no me provoque felicidad. Quiero divertirme y divertir.                      Compartir con la gente la emoción. Que el programa                      sea una gran celebración.                     —¿De qué manera comparte su novio, Jorge                      Rama, este tiempo de trabajo y de vuelta a la televisión?                     —Dejándome tranquila. Esa es la mejor manera.                      Jorge no es un tipo invasivo, no se mete para nada. El está                      con su trabajo, en sus cosas. Me respeta. Hablamos mucho por                      teléfono. Es muy compañero. Y a esta altura                      de mi vida, la compañía, el saber que alguien                      está a tu lado y te apoya en todo, es muy importante,                      casi indispensable. No me reclama, no me está diciendo:                      “pero cómo, ¿hoy tampoco nos vemos…?”.                      Todo lo contrario. Me ayuda a calmarme desde la comprensión,                      desde el respeto. Por eso estamos juntos y nos seguimos eligiendo.                      Porque hay amor y cuidado dentro de la pareja. No convivimos,                      él vive en el Uruguay, donde tiene sus negocios, y                      yo aquí, con mis cosas. Nos vemos los fines de semana,                      cuando él viene a estar conmigo en mi casa, o estamos                      juntos en la chacra de Punta del Este.                     —¿Qué es lo que más disfruta de                      su pareja?                     —El tiempo que estamos juntos con nuestros animales.                      Jorge es un tipo de un humor brutal. Se levanta y se acuesta                      riéndose. No sabe de qué manera complacerme.                      Le gustan las mismas cosas que a mí, jugar a las cartas,                      ir a ver una película, caminar en silencio con nuestras                      perras, plantar flores. No te imaginás la cantidad                      de plantas que hemos plantado en La Mary. ¡Hasta hicimos                      un campito de lavandas! Y ese compartir fortifica la relación.                      Yo soy bastante tranquila y casera, más allá                      de toda mi energía. Me gusta disfrutar de la vida.                      De la naturaleza, por sobre todo. De chica siempre soñaba                      con tener un lugar lleno de animales. Y lo conseguí.                      Nada me hace más feliz que caminar o tirarme a leer                      un libro cerca de Rosa, Clara y la Mary ( sus dos perras siamesas                      Weimaraner y el Jack Russell que le regaló a su novio).                      También tenemos peces en una lagunita y nos encanta                      darles de comer. Al torito Tito, que lo crié con mamadera,                      lo tuve que dar a una persona de súper confianza que                      trabaja en la chacra. Ahora me contaron que es todo un galán                      y que no hay vaca que se resista a Tito (se ríe a carcajadas).                      Definitivamente, el contacto con los animales es mi cable                      a tierra. Y el silencio.                     —Difícil imaginarla en silencio a Susana Giménez.                     —Amo el silencio y la soledad. Lo que más me                      costó cuando comencé a trabajar fue tener que                      hablar tanto y con tanta gente a la vez. Otra vez el télefono,                      la agenda, las reuniones. Amo mi trabajo, pero con la misma                      intensidad amo el silencio. Es más, casi te diría                      que no escucho música. Me gusta la tranquilidad de                      mi casa, estar con Nina, la nueva gatita siamesa que vive                      conmigo, y leer. Leo todo lo que puedo y más. Amo a                      Isabel Allende y los libros de historia y las biografías.                      Miro revistas de decoración, de diseño y mucha                      moda. No te olvides que en el programa tengo que lucir un                      modelo diario. Estoy permanentemente actualizada. Este año,                      durante las vacaciones, me dediqué a estudiar las nuevas                      tendencias de las próximas temporadas. Compré                      mucha ropa y zapatos (sandalias, botas y carteras, mi debilidad)                      de los más destacados diseñadores. A la gente                      le gusta verme cambiar. Y a mí me encanta sorprenderlos                      permanentemente con diferentes looks y estilos. Pero cuando                      todo se apaga, y apago las luces de mi camarín, voy                      en búsqueda de la quietud. De la templanza.                     Dice templanza y una vez más, el aroma a madera de                      su escritorio parece acompañar su frase hacia el final.                      Entonces, uno recorre los rincones por última vez:                      libros, recuerdos, distinciones. Pero una pintura, con la                      chica que hizo “shock” -sosteniendo un leopardo                      sobre sus hombros- se funde con una foto en blanco y negro                      de una nena de seis años, con sus piernitas largas                      y un vestidito corto posando en Mar del Plata. Las dos, bautizadas                      con el mismo nombre: María Susana Giménez Aubert,                      o simplemente, Susana.                     Por Héctor Maugeri | Fotos: MACHADO-CICALA                          |                                      La diva de la televisión, sentada en su escritorio,                      responde llamadas y trabaja con su computadora. Dice que es                      uno de los lugares preferidos por su calidez.                                       “Antes de cada debut me pregunto lo mismo:                      ‘¿Pero, por qué se me habrá ocurrido dejar el magisterio?’.                      Al segundo, sé la respuesta.                                       Recostada sobre un enorme sillón de su camarín,                      la diva despliega sensualidad y encanto. Para esta temporada                      eligió pintarlo de blanco (antes todo era colorado). Su touch:                      la gran alfombra de leopardo.                      |                
               
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